viernes, 31 de octubre de 2014


REFLEXION 

La base de la urbanidad, de la buena educación, es moral: no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti".      Amando de Miguel

“El hombre hace leyes; la mujer, modales.”     Joseph Alexandre Pierre, vizconde de Segur

“Las mujeres llaman arrepentimiento al recuerdo de sus faltas; pero, sobre todo. al sentimiento de no poder cometerlas de nuevo.”     Jeanne Antoinette Poisson, marquesa de Pompadour
"Hasta en una declaración de guerra deben observarse las reglas de urbanidad".   Otto von Bismarck

"Una palabra afable nada hace perder".   Ludwing van Beethoven  
"Los buenos modales se consiguen a base de pequeños sacrificios".  Ralph Waldo Emerson

“En la corte es llegada a tanto la locura, que no llaman buen cortesano sino al que está muy adeudado.”   Fray Antonio de Guevara

“La cortesía no cuesta nada y gana mucho.”     Lady Mary Worthley Montagu

“Los valores morales se pierden sepultados por los económicos”.   José Luis Aranguren


“La sumisión y tolerancia no es el camino moral, pero si con frecuencia el más cómodo.”    Martín Luther King

LO QUE LE FALTA A LA URBANIDAD

asan los siglos… pero, me parece, siguen vigentes…
“Normas de urbanidad de George Washington” (1745 – “Cimientos de una sólida educación del carácter de un joven del siglo dieciocho”)
1 – Cada acto debe trasuntar respeto por los presentes.
2 – En presencia de otros, no canturrees en voz baja, ni tamborilees con los dedos ni los pies.
3 – No hables cuando otros hablan, no permanezcas sentado cuando otros están de pie; no camines cuando otros se detengan.
4 – No des la espalda a los demás, y menos cuando hablas; no muevas la mesa o el escritorio donde otro lee o escribe, no te apoyes en nadie.
5 – No seas lisonjero, ni bromees con nadie que no esté de ánimo para bromas.
6 – No leas cartas, libros ni papeles en compañía, pero cuando sea preciso hacerlo, debes pedir permiso. No te acerques a los libros ni escritos de nadie para leerlos sin autorización, ni fisgonees cuando otro está escribiendo una carta. 

URBANIDAD EN LOS MÉDICOS Y LOS ENFERMOS 

Las conveniencias o consideraciones admitidas en el gabinete del abogado, lo son también en la casa del médico consultado; mas la piedad debe prestar a las palabras de estos últimos un tono más afectuoso. Los enfermos bien educados se guardan muy bien de abusar y omiten toda queja inútil para el conocimiento de sus males; responden a las preguntas del doctor de un modo breve, claro y atento, y aun cuando estas preguntas no comprendan las observaciones que ellos han hecho de su enfermedad, deben manifestar su opinión o dudas valiéndose de una fórmula análoga a la siguiente: "Yo os ruego me dispenséis, esta pregunta, quizá sea ociosa, pero ignorando esto y no queriendo omitir nada, someto esta duda a vuestra resolución".
POLÍTICA Y SU URBANIDAD
La urbanidad es una cosa bastante difícil para esta clase, que ve sin cesar pasar delante de sus ojos gentes constantemente animadas de un sentimiento que hace poco amable el interés. Por otra parte, habituados a refutar sus adversarios, obligados a hacerlo con prontitud, adquieren generalmente una especie de dureza o desabrimiento, un tono resuelto y una necesidad de contradicción de que ellos deben desconfiar mucho en la sociedad y aún en su propio gabinete.
La familiaridad de las informaciones ordinarias del estado de salud, no está admitido entre los procuradores, abogados, y sus clientes a menos que tengan con ellos especial amistad 



URBANIDAD EN LAS PROFESIONES

Esta no es muy elevada, ni casi puede serlo, puesto que aquí para nada entra ni el deseo de agradar, ni la esperanza de lucro. Además, como no se trata más que algunos momentos con esta clase de personas y ellos tienen a su vez que hacer frente a todo el mundo, las fórmulas de una atención exagerada, estarían fuera de su lugar. Sus obligaciones en este particular no son muy rígidas, razón demás para que no se dispensen de ellas.
Un hombre de un bufete no está obligado a levantarse para saludar a las personas y ofrecerles un asiento; le basta con inclinar la cabeza e indicarles con la mano se sirvan tomar asiento. Concluída la entrevista debe saludar del mismo modo y jamás sale a acompañar a las personas. Sería ridiculo extrañar estas formas burocráticas y aún más, tratar de entablar conversación, de informarse de la salud, etc.
¿PARA QUE SIRVE LA URBANIDAD?

Digo cada vez más, porque el escenario competitivo en el cual el directivo se desenvuelve hoy, requiere de una civilidad sobresaliente, cuyas buenas costumbres propicien entornos de confianza aptos para hacer negocios como en antaño, cuando la palabra empeñada era valorada inclusive Guardado más que la propia firma de una persona, rúbrica que hoy no es ninguna garantía de real cumplimiento en documentos bancarios o legales.
Aunque la palabra urbanidad en su origen rechaza a lo rural, es posiblemente el campo el tesoro de mucha de la urbanidad que carece el citadino, quien incluso usa peyorativamente el término “huaso” para referirse al incivilizado
INTRODUCCIÓN Y OBJETIVO DE LA URBANIDAD

INTRODUCCIÓN
La urbanidad viene al rescate de aquellas costumbres y normas de comportamientos que el ser humano no ha desarrollado a lo largo de su proceso de convivencia. Normas que cambian de una cultura a otra o que se modifican según los tiempos. Pero que sin embargo permanecen en una esencia y se vuelven indispensables en épocas como las actuales,donde se viven una cierta relajación de las costumbres.
OBJETIVO GENERAL
Compartir consejos sobre el comportamiento y los buenos modales que se deben practicar: en casa, en el colegio, en la calle y enlos lugares públicos.
OBJETIVO ESPECIFICO.
Comprender que las normas y los buenos hábitos deben practicarse desde la niñez y que de esta manera llegara a ser una persona responsable y constructorade una sociedad más amable y justa.