Digo cada vez más, porque el escenario competitivo en el cual el directivo se desenvuelve hoy, requiere de una civilidad sobresaliente, cuyas buenas costumbres propicien entornos de confianza aptos para hacer negocios como en antaño, cuando la palabra empeñada era valorada inclusive Guardado más que la propia firma de una persona, rúbrica que hoy no es ninguna garantía de real cumplimiento en documentos bancarios o legales.
Aunque la palabra urbanidad en su origen rechaza a lo rural, es posiblemente el campo el tesoro de mucha de la urbanidad que carece el citadino, quien incluso usa peyorativamente el término “huaso” para referirse al incivilizado

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