La urbanidad es una cosa bastante difícil para esta clase, que ve sin cesar pasar delante de sus ojos gentes constantemente animadas de un sentimiento que hace poco amable el interés. Por otra parte, habituados a refutar sus adversarios, obligados a hacerlo con prontitud, adquieren generalmente una especie de dureza o desabrimiento, un tono resuelto y una necesidad de contradicción de que ellos deben desconfiar mucho en la sociedad y aún en su propio gabinete.
La familiaridad de las informaciones ordinarias del estado de salud, no está admitido entre los procuradores, abogados, y sus clientes a menos que tengan con ellos especial amistad

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